Continuamos nuestro recorrido por el programa del concierto del 8 de febrero en la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional, y hoy nos detenemos en la obertura Romeo y Julieta de Tchaikovsky.
Recordemos el programa completo del concierto:
Smetana
Mi patria (“El Moldava”)
Tchaikovsky
Concierto para piano y orquesta núm. 1 en si bemol menor, op.23
Tchaikovsky
Romeo y Julieta, obertura
Tchaikovsky
Obertura 1812
Tchaikovsky
Romeo y Julieta, Obertura-fantasía
Esta obertura está dedicada naturalmente a Mili Balákirev, que en el verano de 1869 le sugirió en Moscú a Tchaikovsky la escritura de una obertura sobre el Romeo y Julieta de William Shakespeare, conociendo que las cuestiones de amores atormentados y finales trágicos resultaban muy apropiadas para su música y para su carácter. Corresponde al período entre la Primera sinfonía y la Segunda de Tchaikovsky, y en muchas ocasiones se ha considerado su primera obra maestra. La escribió entre octubre y noviembre de 1869, si bien realizó una segunda versión en 1870 y una tercera en 1880.
Balákirev, apenas tres años mayor que nuestro compositor, lo tenía relativamente protegido. Incluso le sugirió que la obertura tuviera un comienzo lento que representara a Fray Lorenzo contando la historia tras los sucesos, que continuara con una parte de gran excitación para representar la pugna entre las familias de los Montescos y los Capuletos, y que volviera a la serenidad para reflejar un tema de amor, una escena de balcón, tal como Tchaikovsky llevó a cabo. Eso sí, Balákirev no se conformó fácilmente con el resultado recibido y puso una buena parte de inconvenientes y de sugerencias de enmienda en un largo epistolario de ida y vuelta: manifestó su desagrado con algunos de los temas, en ocasiones por su falta de fuerza y de belleza, aunque no dudaba de la de otros temas y pasajes.
La primera versión se estrenó en Moscú en 1870, bajo la batuta de Nikolái Rubinstein, y el propio autor escribió que ni tuvo ningún éxito ni despertó el menor interés, aunque pudiera deberse a una cuestión legal que afectaba al director.
En el verano de 1870 hizo una concienzuda revisión durante su estancia en Suiza y escribe a Balákirev que ha cambiado la introducción, pero no como su protector quería. Tras recibir este la nueva transcripción, le escribe que la introducción es mucho mejor, pero que la obertura sigue necesitando modificaciones. Esta segunda versión se estrenó el 17 de febrero de 1872 en San Petersburgo. Por mucho que se resistiera Tchaikovsky, al final iba cediendo a las ideas de Balákirev hasta llegar a la tercera y última versión de 1880, que llegó a ser una obra de gran éxito popular ya en su tiempo, a pesar de que no parece que se estrenara hasta 1886 en su visita a Tiflis.
La obra aprovecha bellamente las posibilidades de la sección de cuerda y presenta, como es habitual en el autor, una hermosa sucesión de melodías artísticamente vinculadas.
Imprescindible para:
• Escuchar una de las mejores oberturas jamás escritas.
• Recrearse en el romanticismo a ultranza chaikovskiano y en su mezcla de emociones que acaban en dramatismos inmensamente bellos.
• Valorar lo que puede suponer de antecedente de la obra de Rachmaninov.
• Volver a la música programática y al esfuerzo por imaginar la unión entre la música y su referente generador.
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